diciembre 23, 2024

“Shock cultural”

Imagen: El Peruano.

Es el último julio antes del bicentenario y tenemos poco para celebrar. Tenemos uno de los peores pronósticos económicos para este año a nivel regional y todo indica que podríamos retroceder 10 años en todo lo avanzado con la reducción de la pobreza[1]. Se ha dicho ya hasta el cansancio –aunque correctamente- que esta crisis ha desnudado nuestras profundas precariedades y desigualdades, y eso se refleja en los golpes diferenciados que han recibido empresas y hogares. Estos problemas se reflejan también en la cultura, tanto por el lado de la oferta[2] como de la demanda.

En cuanto a la demanda, en una exposición reciente[3], el sociólogo Santiago Alfaro resaltó las desigualdades detrás de la demanda por bienes y servicios culturales. Existe una suerte de “escalera descendente” según nivel educativo y nivel socioeconómico en el consumo de estos bienes y servicios, particularmente en los casos del cine, la música en vivo, la asistencia a la Feria del Libro y –muy marcadamente- el teatro. Al consultar sobre los motivos detrás de la falta de consumo, antes que los precios, está la expresa falta de interés.

Esto podría no ser relevante si se tratara solo de un tema de preferencias. Pero no se trata de un caso que normalmente veamos en la teoría económica: la capacidad de apreciación de la cultura depende de experiencias previas –particularmente tempranas- de consumo cultural. Así, el consumo presente de cultura depende en parte del consumo pasado. Se va acumulando “capital cultural”, pero no todos tenemos la oportunidad de acumularlo por igual. A ello se suma que, según un estudio citado por Alfaro[4], este capital genera además habilidades “blandas” o socioemocionales. Entonces, si hay desigualdades en el acceso a experiencias culturales tempranas, estas podrían también reflejarse finalmente en habilidades clave para el mercado laboral.

En efecto, las habilidades socioemocionales no son un tema menor en las restricciones que enfrenta nuestro mercado laboral. La encuesta de habilidades al trabajo (ENHAT) señala que siete de cada diez vacantes difíciles de cubrir en el mercado laboral peruano lo son por limitaciones de habilidades socioemocionales. Esto se cumple para todos los tamaños de empresas, en particular para la mediana (96.9%) y pequeña empresa (82.1%)[5].

De esto se desprende la importancia de orientar los servicios culturales públicos a cubrir estas desigualdades de acceso. La formación de públicos[6] es un buen ejemplo y necesitará reinventarse para mantenerse a pesar de la necesidad del distanciamiento social. En el caso de la generación de experiencias tempranas enfatizando poblaciones vulnerables, programas como Sinfonía por el Perú y Orquestando han venido trabajando con resultados alentadores. En el caso particular de Sinfonía por el Perú, que trabaja desde la esfera privada, se han realizado dos evaluaciones de impacto con claros efectos positivos sobre la autopercepción, las expectativas de estudios a futuro, el tiempo dedicado al trabajo infantil, el castigo físico y psicológico, entre otros efectos que –además- son más marcados en niñas y adolescentes[7].

Orquestando es un programa de lógica similar, que actúa desde la esfera pública, como parte del Ministerio de Educación[8]. En las últimas semanas se ha conocido que el programa verá reducidas sus plazas de maestros a menos de la mitad y sufrirá una reconfiguración[9]. No quedan del todo claras las perspectivas para el 2021.

Ante la magnitud de la crisis que enfrentamos, resulta evidente que muchos programas podrían enfrentar ajustes, tanto desde la esfera pública como privada, pues el tamaño de la torta es menor para todos. Esto pone en riesgo particular a programas que ofrecen cultura y, como se ha visto, no viene sin costos. Es por eso que, ante las decisiones que necesiten tomarse, es importante ver los beneficios que genera la cultura como algo más que solo entretenimiento. Con menos instrumentos para acercar la cultura a los ciudadanos desde temprano, mantendremos o acentuaremos desigualdades que pueden pasarnos mayor factura en el futuro.

[1] https://focoeconomico.org/2020/05/29/covid-19-pobreza-monetaria-y-desigualdad/

[2] Alfaro, Santiago (2020). “Zoom al empleo cultural: pandemia y desigualdad”. https://ojo-publico.com/1820/zoom-al-empleo-cultural-pandemia-y-desigualdad

[3] Ver: Webinar de GRADE (2020): “La centralidad de la cultura post COVID-19”. https://www.facebook.com/96742789490/videos/270566864291400/

[4] https://www.gov.uk/government/publications/extra-curricular-activities-soft-skills-and-social-mobility

[5] Novella, Rafael y otros (2019). “Encuesta de habilidades al trabajo (ENHAT) 2017-2018: Causas y consecuencias de la brecha de habilidades en Perú”. Banco Interamericano de Desarrollo.

[6] https://www.granteatronacional.pe/formacion/programa-de-formacion-de-publicos

[7] Sinfonia por el Perú. “Reporte de Impacto #EfectoSinfonia: Persistencia de efectos y nuevos ámbitos de impacto. https://sinfoniaporelperu.org/wp-content/uploads/2020/03/Reporte-de-Impacto-EfectoSinfonia.pdf https://sinfoniaporelperu.org/efecto-sinfonia/

[8] http://www.minedu.gob.pe/orquestando/

[9] https://larepublica.pe/sociedad/2020/07/08/minedu-programa-de-educacion-musical-gratuita-orquestando-denuncia-recorte-de-personal-arbitrario-que-pone-en-riesgo-ensenanza-a-mas-de-3000-escolares