CRISIS DE FERTILIZANTES EN EL PERU: CUANDO LA EMERGENCIA SE OPONE A LA URGENCIA
El problema de la crisis de fertilizantes en el Perú debe entenderse en el marco de la posibilidad de una crisis global de alimentos, inminente y casi inevitable a juicio de la FAO y otras organizaciones especializadas. Si bien esta situación se viene incubando desde antes de la guerra Rusia-Ucrania, —debido a factores climáticos y un mayor costo de la energía— el fuerte impacto de menores exportaciones desde Rusia y Ucrania sobre la oferta global de fertilizantes ha causado un adicional aumento de precios de hasta más de 70 por ciento en la primera mitad del año. El Perú no está comprendido entre el grupo países de mayor vulnerabilidad a nivel global, pero sufre un impacto inmediato de esta crisis mundial debido a que importa 43 por ciento de sus fertilizantes desde Rusia, lo que afecta a especialmente a los pequeños agricultores, su población más vulnerable. Sustituir proveedores en un contexto de escasez toma tiempo, especialmente cuando el objetivo loable de dar prioridad a los países más pobres conlleva a una aún menor oferta para los demás países. Y todo esto sucede poco antes del inicio de la campaña agrícola (Julio-Agosto).
¿Cuáles son los problemas a resolver? Por un lado, aliviar la carga económica para los pequeños agricultores causada por los mayores precios, y por otro asegurar una oportuna provisión de fertilizantes para la campaña agrícola que acaba de empezar. En el caso del Perú, los fertilizantes nitrogenados especialmente la urea son los más utilizados. La importación de urea viene sufriendo retraso incluso para importadores privados que hicieron pedidos desde otros países distintos a Rusia, recibidos hasta 10 meses después del los pedidos original. En el caso de los pequeños agricultores, según el experto Eduardo Zegarra (GRADE), se requiere asegurar al menos 200 mil toneladas de importación adicional de urea para evitar una reducción significativa del área sembrada en la campaña agrícola que se acaba de iniciar.
El gobierno declaró un estado de emergencia para el sector agrícola en marzo de este año, extendido hasta fin de año el mes pasado, y en este marco, autorizó al Ministerio del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego en mayo a comprar urea en el mercado internacional. ¿Qué ha sucedido desde entonces? Chasco tras chasco. Una primera subasta se declaró desierta en Junio por falta de postores calificados. Luego se declaró ganadora a una empresa brasileña en medio de una rotación de funcionarios debido a la crisis política, para luego anular el proceso por motivos similares. Un tercer proceso resultó en la selección de una empresa sin antecedentes conocidos y nula experiencia relevante. Finalmente , la compra fue adjudicada la semana pasada a la empresa italiana Unionsped, por 65,600 toneladas a ser entregadas en 45 días.
Los agricultores no han detenido sus compras aún al mayor precio, aunque probablemente en menores volúmenes. Es decir, el gobierno ya falló en asegurar una provisión oportuna de fertilizantes a bajo precio para los pequeños agricultores. Cabe señalar que el problema puede ser aún peor dados retrasos en el empadronamiento de beneficiarios y dudas sobre el manejo de la logística para embolsar el fertilizante luego de su llegada. El gobierno piensa entregar “fertibonos” de 138 soles por bolsa de 50 kilos a 132 mil agricultores. Usando los propios supuestos del gobierno, esto significa un subsidio de S/181 millones frente a un costo neto de S/ 253 millones de haber armado el esquema de subastas. ¿Por qué no se consideró un esquema de subsidio directo en todo caso? Lo más peligroso de esta situación es lo indicado al principio de este artículo: La crisis de alimentos va a continuar, y el riesgo de una contracción de nuestra oferta interna de alimentos no se ha eliminado, comprometiendo la seguridad alimentaria de nuestra población más vulnerable. Más que medidas de emergencia, se necesita que los responsables de las políticas públicas se enfoquen en lo realmente urgente.