Educación y fortalecimiento institucional: una agenda impostergable
El país está viviendo una severa crisis institucional que corrobora el empobrecimiento moral de gran parte de nuestra clase política y del sistema de justicia. Como se señaló en el reciente editorial de HacerPerú (https://hacerperu.pe/la-importancia-de-las-instituciones/), el desarrollo de los países depende de la calidad de su capital humano y de sus instituciones.
Un país próspero es aquel en el que sus ciudadanos tienen sus derechos fundamentales garantizados (la salud, la educación, la justicia y la seguridad), y en el que sus instituciones aseguran que así sea y promueven una convivencia basada en el respeto del otro sin discriminación alguna. Por lo tanto, podemos afirmar que, tras 15 años de crecimiento económico, nuestro país no está necesariamente encaminado hacia el desarrollo ni la prosperidad.
Ante esta crisis institucional y la ausencia de derechos fundamentales (salud, educación, justicia y seguridad), podemos afirmar que nuestro país no está necesariamente encaminado hacia el desarrollo ni la prosperidad
En este sentido, no debería quedar duda de que la principal reforma pendiente del país es la institucional, y que, dentro de esta, la del sistema de justicia es la más urgente y la más importante. Como señalamos en el editorial de HacerPerú, por institucionalidad entendemos las reglas que ordenan la forma de convivir de una sociedad, pero el cumplimiento de esas reglas depende de las personas, es decir, del segundo factor clave para el desarrollo: el capital humano.
Por eso, ahora queremos enfatizar la necesidad de no perder de vista aquellas reformas importantes para garantizar que nuestro país está formando el capital humano necesario para avanzar hacia el desarrollo y la prosperidad. Además, como parte de ellas, una reforma central e indispensable es que construyamos una educación pública de calidad.
Queremos enfatizar la necesidad de no perder de vista aquellas reformas importantes para garantizar que nuestro país está formando el capital humano necesario para avanzar hacia el desarrollo y la prosperidad
Hasta hace pocos años, el país comenzó a recuperar la esperanza en que ello era posible. Se logró romper la barrera presupuestal del 3% del PBI destinado a educación, por lo que se lograron incrementos anuales que nos acercaron al 4% del PBI (que aún se encuentra lejos de lo que invierten nuestros países vecinos). Este esfuerzo fiscal fue posible gracias a la combinación de una clara prioridad de política, del diseño de un conjunto de programas articulados y de la capacidad de ejecución. No obstante, lo más importante fue lograr ubicar a la educación dentro de la agenda de prioridades del país.
Entre otras medidas que se tomaron, un elemento central fue la revalorización de los docentes, la cual introdujo esquemas meritocráticos. El país comenzó, así, a recuperar la esperanza en que era posible mejorar la calidad de la educación. No todo era perfecto; el camino era cuesta arriba, pero se logró definir un norte hacia donde el país apuntaba en su conjunto.
Lamentablemente, la precariedad de nuestro sistema político frenó en seco el corto –aunque auspicioso- camino que se había avanzado. Podríamos decir que incluso se retrocedió en muchos aspectos clave. Por eso, es relevante recuperar el tiempo perdido y poner el pie en el acelerador. Las tareas pendientes son múltiples. Aquí solo queremos mencionar algunos aspectos que consideramos fundamentales:
Todo ello es solo una muestra parcial de lo que aún se debe lograr en el sector educación. La tarea es gigantesca y debemos enfrentarla con sentido de urgencia. Debemos darle a la educación pública el lugar central que debe tener en la agenda del país. Si bien, como hemos dicho, la reforma institucional y particularmente las del sistema de justicia y del sistema político y electoral son prioritarias, no debemos perder de vista la gran relevancia que tiene para la prosperidad del país el fortalecimiento de su capital humano y, como parte de ello, el rol prioritario de la educación.
Si bien la reforma institucional y las del sistema de justicia son prioritarias, no debemos perder de vista la gran relevancia que tiene para la prosperidad del país el fortalecimiento de su capital humano y el rol prioritario de la educación
Esperemos que el gobierno del presidente Vizcarra sea consciente de la relevancia de la educación pública y que, en su discurso de 28 de julio, brinde los elementos de juicio necesarios para garantizarle al país que la reforma educativa está en marcha.