Falacias y facultades
Una solicitud de delegación de facultades no puede sustentarse en opacidad, improvisación y argumentos falaces. Esas son razones suficientes para denegarlas.
El MEF ha lanzado una intensa campaña política y mediática sobre la base, en muchos casos, de argumentos falaces y acciones poco transparentes, para que el Congreso le confiera todas las facultades delegadas solicitadas. El Pleno del Congreso votaría el pedido esta semana, por lo cual es oportuno hacer algunas precisiones adicionales a mis columnas de inicios de noviembre (Facultades Peligrosas parte 1 y parte 2), con respecto a los argumentos usados por el MEF.
No se apunta a los que siempre pagan sino a ampliar la base tributaria, pues solo 4 de más de 40 medidas incluyen subidas de tasas. Impreciso. Las subidas de tasas serían las únicas que garantizarían recaudación inmediata, incrementando la carga, en algunos casos sustancialmente, a ciertos grupos de contribuyentes formales. El resto son medidas administrativas de magnitud y temporalidad inciertos. Es por ello que el MEF insiste tanto en esas “4” medidas.
Las subidas de impuestos solo afectarían a 34 mil de 8 millones de personas naturales que pagan impuesto a la renta, el 0.4%. Falso. No son 8 millones sino solo 1.7 millones las personas naturales que pagan impuesto a la renta, es decir, la quinta parte de lo afirmado por el MEF, que no se pregunta porque son tan pocos. En cuanto a los 34 mil se circunscribe solamente a los que verían subir su tasa de rentas del trabajo.
No se afecta a la clase media. Falso/Impreciso. El cambio de régimen a rentas de primera categoría (alquileres) afectaría a más de 170 mil contribuyentes, y el incremento a rentas de segunda categoría (ganancias de capital) a decenas de miles adicionales. Más de 20 veces el 0.4% señalado. Para defender su iniciativa, el MEF señaló, sobre la marcha, que se aplicaría un tramo de deducción para rentas de primera. El problema es que primero afirmó que no se elevarían impuestos, luego, que subirían de 5% a 10%, después, que se haría una escala progresiva similar a la de rentas del trabajo, y, por último, que está evaluando si sumarlas a rentas del trabajo, con lo cual pagarían tasas marginales inclusive mayores a las del trabajo. ¿Cuál versión creemos? Para este MEF, cualquiera que genere una renta que no sea del trabajo, no es clase media y por tanto merece un incremento sustancial de carga tributaria (en alquileres, de hasta siete veces). Los países progresan cuando existe movilidad social y sus clases medias crecen. En un país con una débil clase media, y escasos mecanismos de ahorro e inversión, penalizarla de esta manera hipoteca el futuro del país y genera más incentivos a evasión. Recordemos que la mayoría son personas naturales que adquieren estos bienes con ahorros generados de rentas del trabajo.
No se afecta la competitividad y se apunta a impulsar la inversión privada. Falso. Restaurar los beneficios a los sectores acuícola y forestal son excepciones en un alza generalizada de impuestos (personas y empresas) que resta competitividad y desincentiva inversión privada por menor retribución al capital. Recordemos que la tasa de impuesto a la renta de empresas ya es alta a nivel internacional, y se apunta a subir el impuesto a los dividendos.
Hay espacio para subir en tres o cuatro puntos el impuesto a la minería. No hay evidencia concluyente. La carga tributaria al sector minero ya es alta y fuertemente progresiva desde el 2012, pero el MEF no ha hecho públicas las proyecciones de incremento de recaudación esperada que lo haga evidente. La metodología del FMI utiliza multiplicidad de supuestos que no conocemos y que condicionan significativamente la carga tributaria y rentabilidad de capital estimadas. Esto no es una crítica al FMI, sino al MEF por exigir que se voten a la carrera facultades sustentadas en un informe inconcluso que nadie ha visto y que redefinirían la política tributaria del sector. No es transparente, ético ni prudente.
El gobierno actúa en un marco de responsabilidad fiscal. Falso. Incorpora créditos suplementarios por múltiples miles de millones de soles sin pasar por el Congreso, para medidas, mayormente de gasto corriente, no focalizadas ni urgentes. Ha entregado bonos por casi cinco veces lo que recaudaría por las subidas de impuestos. Opera con un marco fiscal (MMM) que está contra la ley, y sigue sin remitir el Proyecto de Ley de Reglas Fiscales al Congreso. No tiene interés en restituir el FEF (prefiere todo en cuentas de libre disponibilidad). Y la lista continúa. La subida de impuestos solo busca darle caja para continuar con una expansión irresponsable del gasto. ¿No debería el Congreso antes de evaluar cualquier facultad delegada, exigir al gobierno que remita el PL de reglas fiscales y deje de legislar por DU? La única razón por la que están pidiéndole facultades es porque materia tributaria está explícitamente prohibida en DU.
Si no se aprueban las facultades delegadas antes de fin de año, no habría plata para proyectos. Falso. El presupuesto público aprobado no incorpora los potenciales ingresos de las facultades solicitadas, y por tanto, la avalancha de proyectos que introdujo el Congreso con la anuencia del gobierno tiene financiamiento (otra cosa es la calidad de ese gasto). Por algo existe una Ley de Equilibrio Financiero. Si el Congreso otorga facultades en materia de impuesto a la renta, en menos de dos semanas el gobierno va a promulgar lo que se le antoje sin posibilidad de revisión ni debate público, afectando a centenares de miles de contribuyentes.
No se le deben dar facultades al MEF porque su propuesta no es clara, su sustento no es público y su récord en materia de institucionalidad fiscal no es bueno. Las facultades, como la confianza, se ganan con acciones, no se exigen con palabras.
Original publicado en Gestión.