diciembre 23, 2024

Las eliminatorias que vamos perdiendo

Un reciente informe de Unicef presenta el avance en la reapertura de escuelas en América Latina. El panorama es desolador para nuestro país. Mientras que Costa Rica, Uruguay o República Dominicana reportan el 100% de sus estudiantes beneficiados por la presencialidad, el Perú registra un vergonzoso 6,5%, lo que nos coloca en la cola de la región. Dicha cifra palidece frente a los avances reportados por nuestros vecinos más cercanos: Bolivia (73%), Colombia (71%), Venezuela (60%) y Chile (52%). Países con condiciones similares o peores que las nuestras han logrado avances importantes.

Si bien el Perú ha avanzado en la reapertura de escuelas, el ritmo es muy lento. Tenemos 16.265 instituciones educativas que ofrecen servicios en semipresencialidad, pero que representan el 15% del total de escuelas habilitadas (93.860) y benefician a tan solo el 8,6% de estudiantes. Como señala la campaña lanzada por “Save the Children Perú”, las Eliminatorias por la Educación también importan y el Perú debe mejorar su posición con urgencia para garantizar que todos los niños, niñas y adolescentes vuelvan a las aulas lo más pronto posible.

Llamar la atención sobre la dureza de estas cifras no supone ignorar los importantes esfuerzos que vienen realizando varios gobiernos regionales y direcciones regionales de educación, sino más bien motivarnos a la acción con sentido de urgencia. Seguimos en pandemia, por lo que la reapertura de escuelas debe ser planificada, segura e informada en evidencia epidemiológica. Sin embargo, esta necesaria precaución no debe ser excusa para la inacción, pues debemos aprender a convivir con el virus. La Sociedad Peruana de Pediatría ha hecho un llamado para actuar en defensa del bien superior del niño y promover la vuelta a clases presenciales, toda vez que el cierre de escuelas tiene consecuencias severas en los aprendizajes y en la salud física, emocional y psicológica de los niños y adolescentes.

Luego de varias idas y vueltas, el Ejecutivo precisó que el 100% de las escuelas del Perú iniciarán clases presenciales en marzo del 2022. Sin embargo, a la fecha dicho anuncio no ha sido formalizado en ningún decreto o actualización de normativa. Para lograr un buen inicio del año escolar 2022, debe acelerarse el ritmo de reapertura de escuelas  desde hoy.

Ahora más que nunca se requiere un liderazgo fuerte, constructivo y dialogante desde el Ejecutivo y el Legislativo: la reapertura de escuelas no debe convertirse en una nueva arena de polarización política. El presidente, en su calidad de maestro, tiene una oportunidad inmejorable para liderar un proceso de cambio crucial para el desarrollo del Perú. Preocupa también el poco interés que evidencian los partidos políticos, los que –salvo honrosas excepciones, como Flor Pablo o Roberto Chiabra– han ignorado la emergencia educativa. El silencio de la coalición parlamentaria oficialista es estruendoso e incomprensible, toda vez que las escuelas cerradas amplían las desigualdades y afectan desproporcionadamente a los niños y adolescentes pobres y vulnerables.

Reabrir escuelas de manera urgente y segura requiere de toda la sociedad. Es un reto complejo e inspirador a la vez, que tiene el potencial de unir a los peruanos. Han surgido iniciativas alentadoras como, por ejemplo, #VoluntariosporlaEducación (promovida por la dirección regional de educación de Lima), Empresarios por la Educación y la Asociación Trabajo Voluntario para acondicionar y limpiar instituciones educativas para el inicio de clases semipresenciales. El colectivo de padres “Volvamos a Clases Perú” ha convocado a una “Gran Cruzada por la Educación”, con movilizaciones ciudadanas este viernes en Piura y este domingo en Lima, Trujillo y Cusco, demandando un retorno a las aulas que incorpore aprendizajes y asegure equidad. Finalmente, cada vez más estudiantes alzan sus voces, solicitando un retorno urgente a clases, en especial para las promociones de 5° de secundaria. El Perú empezó las Eliminatorias por la Educación en una mala posición. Podemos revertirla sumando esfuerzos desde el sector público, sector privado y la sociedad civil.

Original publicado en El Comercio.