LURÍN: UN VALLE DE OPORTUNIDADES
Las últimas semanas hemos sido partícipes de un intenso debate en torno al rol que debiera cumplir el valle de Lurín en el desarrollo de Lima Metropolitana, a propósito de la aprobación por parte del Concejo Metropolitano de Lima del Reajuste Integral de Zonificación (RIZ) del distrito, que propone cambiar usos de muy baja intensidad, como son los de casa huerta, zona de tratamiento especial y de habilitación recreacional, por otros de mayor intensidad como son el comercio vecinal, comercio especial y el comercio metropolitano.
El pasado miércoles el Alcalde Metropolitano convocó una sesión especial del Concejo para votar por la suspensión de la publicación de la ordenanza, con la finalidad de volver a analizar los aspectos que habían encendido las alarmas de la sociedad civil, ministerios, instituciones, especialistas y universidades. Luego de un largo y acalorado debate, se aprobó la suspensión con 22 votos contra 14.
El principal argumento de quienes votaron en contra de la suspensión, fue la urgencia de resolver el acceso a una conexión de agua potable y desagüe de algunos ciudadanos de Lurín, para quienes el cambio de zonificación sería un requisito para poder obtener ese servicio. Dicho argumento ya había sido negado por SEDAPAL (empresa prestadora del servicio), quienes indicaron que el proyecto estaba en marcha desde inicios de este año.
Comprendemos el derecho a que todos los peruanos tengamos acceso a servicios básicos de calidad, pero, en una ciudad donde más del 90% del suelo urbano es de origen informal (El Comercio, 2020)(1), lo que se estaría discutiendo de fondo es si se deben seguir las tendencias de estos procesos, o si debemos apostar por un modelo de desarrollo equilibrado e integral. Con ello, algo que también se debería estar discutiendo es cómo generamos recursos para compensar a los propietarios de inmuebles o tierras que deben ser preservadas para el beneficio de todos los ciudadanos.
Pero, además, la justificación del acceso al agua no sustenta el importante incremento en edificabilidad y densidad que se les estaría otorgando a las zonas en cuestión. El suelo urbano no vale por sí mismo, vale por lo que podemos hacer en él; en ese sentido, el cambio de la condición rural a la urbana genera un importante salto de valor que hace muy difícil poder contener la urbanización de la periferia.
Todo esto se cruza en Lurín, que, además, es quizás el único distrito que combina situaciones ambientales y patrimoniales singulares: es atravesado por el valle del río Lurín, mantiene usos agrícolas dentro de la metrópoli; tiene un frente marítimo con un alto riesgo ante sismos y tsunamis, además de contener humedales y diversos ecosistemas costeros; y alberga un conjunto de sitios arqueológicos de alto valor patrimonial, tanto en el valle como en la costa, entre los que destaca el Santuario de Pachacamac, el más importante de la costa central peruana.
Es por ello que, desde los primeros planes de desarrollo urbano de la metrópoli, se le ha asignado el rol de ser un área agrícola intangible y un área de recreación metropolitana. Dicha condición se mantiene vigente a la fecha a través del Plan de Desarrollo Metropolitano PLANMET 1990-2010, que si bien debió ser actualizado hace más de 10 años, es el instrumento de mayor rango vigente mientras se termina de desarrollar el PLANMET 2040.
Pero es verdad también que las zonas que se debieran preservar se vienen transformando de forma poco controlada, con ocupaciones ilegales y usos que ponen en crisis la posibilidad real de mantener esos valores ambientales y paisajísticos. La visión de la Municipalidad Metropolitana de Lima, a través de su Gerente de Desarrollo Urbano, arquitecto Eusebio Cabrera, es que el RIZ es necesario para “incentivar el turismo y las actividades gastronómicas y recreativas.” (El Comercio, 2021)(2). Se estaría buscando estimular la generación de actividades económicas de mayor valor que frenen la ocupación ilegal y subutilización del suelo urbano, producto de zonificaciones de muy bajo aprovechamiento.
Queda en evidencia que el RIZ de Lurín es un tema complejo, y que la zonificación es sólo la capa superficial del problema: no tenemos instrumentos de gestión urbanística que nos permitan poder orientar el desarrollo de nuestras ciudades pudiendo contrarrestar y/o equilibrar el mercado del suelo y la presión urbanizadora. Esta considero que es la discusión de fondo que se debiera estar abordando ahora en el Ministerio de Vivienda y en la Municipalidad Metropolitana de Lima, en el marco de la elaboración de la Ley de Desarrollo Urbano Sostenible y el PLANMET 2040, para poder garantizar la preservación de los ecosistemas que la ciudad necesita para crecer de forma equilibrada, compensando (y comprometiendo) a los propietarios por dicho aporte, mediante la aplicación de instrumentos inteligentes y novedosos que le devuelvan al Perú el liderazgo que alguna vez tuvo en materia de gestión urbanística.
(1) https://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/arranca-el-circulo-vicioso-por-ricardo-fort-y-alvaro-espinoza-informalidad-bonos-de-vivienda-arranca-peru-noticia/ Publicado el 18/06/2020.
(2) https://elcomercio.pe/lima/dos-visiones-sobre-el-futuro-de-lurin-un-analisis-para-entender-la-controversia-por-el-riz-noticia/?ref=ecr Publicado el 29/03/2021.