noviembre 21, 2024

¿Qué cualidades debería tener el próximo alcalde de Lima?

La segunda semana de abril se cerraron las inscripciones para las elecciones internas en los partidos, de cara a las elecciones de gobiernos subnacionales del presente año. Si bien aún no tenemos a los candidatos definitivos, la realidad es que la mayoría de partidos ha presentado listas únicas, por lo que podemos ya vislumbrar quiénes competirán por las cerca de dos mil municipalidades. De estas, 52 están dentro del área metropolitana de Lima y el Callao.

Hablando sobre los precandidatos para Lima Metropolitana (MML), la ciudad más grande del país, tanto en dimensión como en población, no ha habido mayores sorpresas. Se ha confirmado la participación de políticos como Rafael López Aliaga, Daniel Urresti y George Forsyth, a quienes vimos hace poco compitiendo por el sillón presidencial, y de los actuales alcaldes distritales Luis Molina, Edde Cuéllar, Álex Gonzales y Álvaro Paz de la Barra, estando los partidos de los dos últimos aún no inscritos.

El Partido Morado ha presentado la precandidatura del abogado Guillermo Flores Borda, a quien acompaña la abogada y experta en movilidad urbana Cynthia Yamamoto, quizás la única especialista en temas urbanos de todos los precandidatos.

La campaña aún no ha empezado pero el panorama no es muy alentador, porque los “viejos conocidos” han demostrado que, para algunos Lima es un “premio consuelo” o un “trampolín” para su carrera, o que tienen una visión de la ciudad sesgada a la llamada “Lima Moderna” o “Lima Centro”. Ni hablar de los que tienen denuncias por corrupción o violencia de género, o quienes han tenido abiertos actos de discriminación contra los vecinos de los llamados distritos “populares”; esos que, para algunos políticos, “bajan de los cerros” o no forman parte de Lima.

Estas precandidaturas son sólo una muestra de que, sin una reforma política que fortalezca los partidos políticos con estructuras meritocráticas y militancia activa, el que “se vayan todos” no nos va a garantizar que los que vengan sean los mismos, o aún peores.

Ya hemos escrito en diversos artículos que Lima es, quizás, el mejor espacio político para hacerse notar, pero uno de los más complejos de gobernar del país; y ello no es fortuito. El presupuesto de la municipalidad es ínfimo, y no sólo no le permite financiar las obras que la ciudad necesita para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, sino que tampoco le permite fortalecer con cuadros técnicos altamente capacitados los diferentes organismos de planificación, gestión y gobierno. No podemos decir que es porque “somos un país pobre”, pues el Ejecutivo invierte 45 veces el presupuesto de la MML en obras dentro de la ciudad, imponiendo su criterio (e interés).

Es verdad que hay mucho por reformar para que podamos tener un gobierno municipal con recursos suficientes, autonomía económica y política, pero hasta que eso suceda debemos gobernar con lo que tenemos. En ese sentido, y viendo las limitaciones y debilidades del cargo, desde mi punto de vista existen seis cualidades que debemos buscar en los candidatos.

Primero que nada, necesitamos a un ciudadano que ame a su ciudad, que esté orgulloso de haber crecido aquí; que conozca sus diferentes distritos, y sienta a todos sus ciudadanos como sus iguales.

En segundo lugar, necesitamos un alcalde que se haga fuerte desde sus vecinos; trabajando con los alcaldes distritales, e implementando una propuesta de gobierno descentralizada y dialogante. Los vecinos deben saber que pueden llegar a su alcalde, que él los conoce y escucha, y que está trabajando para hacer de su ciudad un mejor lugar para vivir. Con ese capital político podrá enfrentar las debilidades del cargo, e incluso presionar al Ejecutivo y Legislativo para el financiamiento de los proyectos prioritarios, o las reformas necesarias para mejorar la gobernanza.

En tercer lugar, necesitamos un alcalde que conozca la gestión pública y, en particular, la municipal, y que cuente con cuadros técnicos y políticos preparados. Eso lo podremos evaluar con las listas de regidores y con los planes de gobierno. Sobre todo, debemos dudar mucho de los que usan a la ciudad como premio consuelo, pues saltarán de su puesto ni bien se les presenta otra oportunidad política (como ha pasado más de una vez).

En cuarto lugar, necesitamos a un demócrata, carismático y dialogante, con capacidad de articular las políticas nacionales con las locales; así como los intereses distritales y de las provincias vecinas con los metropolitanos. De la misma manera, que tenga la capacidad de incentivar la inversión privada y las iniciativas ciudadanas, siempre enmarcadas en la búsqueda del mejor bien.

En quinto lugar, necesitamos un visionario, que pueda conectar los sueños individuales en un gran anhelo colectivo; esa “marca Lima” que, como la selección nacional de fútbol o la gastronomía, pueda aunar nuestra diversidad; como ya se ha hecho en diversas ciudades del mundo, como Barcelona y Nueva York.

En sexto lugar, necesitamos a un innovador, que pueda encontrar las formas para resolver las carencias y debilidades de la gestión, y poder encaminar los grandes proyectos que la ciudad necesita para poder dejar de ser “lima la horrible” (contaminada y caótica), y pasar a ser la ciudad que todos soñamos.

Si ustedes ven en alguno de los candidatos estas cualidades, u otras que deberíamos sumar a esta lista, por favor háganlo público para que todos podamos apoyarle con nuestro voto. Nuestro futuro, en gran medida, depende de nuestras elecciones, y ahora tenemos la oportunidad de tomarla.